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Mi Vida con Artritis Reumatoidea:
La Historia de Jessy’O
Jessy’O es una puertorriqueña que decidió cambiar de vida y mudarse a Arizona, Estados Unidos. Este no fue el último cambio que le tocó experimentar al poco tiempo de empezar una nueva vida en un nuevo lugar. Después de una noche de dolores y sudores fríos, Jessy’O fue diagnosticada con Artritis Reumatoidea, una enfermedad que dio un nuevo rumbo a su vida, acompañado de cambios en su estilo de vida con el objetivo de poder disfrutar del mejor estado de salud posible. No te pierdas la “tragicomedia de su vida”, la cual relata en su blog Mi Artritis Reumatoidea.
Una colaboración de Jessy’O
Fue hace seis años que mi vida cambió drásticamente. Había dejado mi islita para intentar una nueva vida en los Estados Unidos. Era un invierno frío en el estado de Arizona. En una fría noche de enero en el 2012 desperté temblando. Nunca había sentido tanto frío en mi vida. Tenía una fiebre alta y temblaba tanto que no pude pararme a buscar pastillas. Pasé toda la noche temblando y llorando bajo las sabanas.
La mañana siguiente no me podía levantar. Todo mi cuerpo estaba adolorido. Cada una de mis coyunturas estaba en un intenso dolor. La peor parte es que he estado adolorida desde entonces. El dolor nunca se fue.
Tres meses más tarde, de vuelta en Puerto Rico, fui diagnosticada con Artritis Reumatoidea y Anemia Severa. La Artritis Reumatoidea es una enfermedad autoinmune de inflamación crónica. Ocurre cuando el sistema inmunológico ataca los tejidos del cuerpo, específicamente las coyunturas. Afecta el revestimiento de las articulaciones, causando una hinchazón dolorosa que eventualmente puede resultar en erosión ósea y deformidad articular. En la mayoría de los casos, los síntomas ocurren en las mismas articulaciones en ambos lados de su cuerpo. En mi caso, fue muy agresivo y atacó todo mi cuerpo. No se salvó ninguna articulación. Incluso mi mandíbula duele. La inflamación también puede afectar otros órganos del cuerpo como la piel, los ojos, los pulmones, los vasos sanguíneos y otros, causando otros síntomas como anemia.
Debido a la gravedad de mi condición, y el estar consumiéndome por la anemia, decidí comenzar el tratamiento tradicional con medicamentos. Dos años después, los medicamentos ya no funcionaban y comencé a presentar efectos secundarios. Algunos de mis efectos secundarios fueron hemorragia menstrual durante 10 meses seguidos, lo cual no es bueno cuando tienes anemia, osteoporosis y mi vista se ha visto afectada. Además de eso, estaba adolorida.
Tener artritis reumatoidea significa tener dolor crónico en todo el cuerpo, fatiga crónica y, en los días malos, necesitar ayuda con todo. Como la mía se descontroló, estaba peor. Esto significó que tenía que quedarme en casa, sin trabajo, dependiendo totalmente de mis padres. Esto es algo que deprime a cualquier persona, así que podemos agregar eso a la lista.
La medicina tradicional no me ayudó, así que decidí probar con medicina funcional. Aunque practicado por un médico, a diferencia de la medicina tradicional la cual se enfoca en tratar síntomas, la medicina funcional se centra en buscar la raíz física del problema.
Ahora se sabe que las enfermedades autoinmunes están relacionadas con problemas en el sistema digestivo. Lo más probable es debido a un intestino permeable. Esto es cuando el revestimiento intestinal está dañado hasta el punto de que las partículas de alimentos, bacterias y desechos que se digieren de forma incompleta pueden filtrarse a través de los intestinos hacia el torrente sanguíneo. El cuerpo luego reconoce estas sustancias como extrañas y el sistema inmune se activa, y esto causa inflamación. Las deficiencias intestinales pueden ser causadas por sensibilidades a los alimentos o debido al uso a largo plazo de ciertos medicamentos como la aspirina y los antibióticos, entre otros.
Lo primero que hizo mi médico fue llevarme a una dieta de eliminación y reintegración. Esto fue para identificar las sensibilidades de los alimentos. Hicimos un análisis de sangre para descubrir a qué alimentos era sensible y los eliminé. También eliminamos todas las comidas que causaban dolor una vez que se reintegraron. En mi caso, estos fueron: gluten, maíz, soja, carne roja, productos lácteos, nueces y azúcar.
También comenzamos una terapia de sueros de Vitamina C con B12, Glutatión, y Magnesio, una vez al mes. Ella también me sugirió una variedad de suplementos para ayudar a restaurar el intestino. Esto ha ayudado a que pueda ir reintegrando más alimentos.
“Estoy agradecida por finalmente poder ver el lado positivo de las cosas. Por permitirme vivir mi vida a pesar de las circunstancias. Por tener el coraje de salir del agujero en el que me había enterrado. Por querer vivir.”